
Monday, July 18, 2005

Saturday, July 09, 2005
Eloísa caminó solitaria esa noche como de costumbre. Compró el mismo cigarrillo de todos los días y se dispuso a recorrer las calles de la ciudad sin un punto fijo. Llevaba en su bolso, sólo el celular y las llaves de su casa y por supuesto una novela en caso de que le vengan las ganas de leer. Se sentía deprimida y con una incómoda sensación de ansiedad y angustia que no la dejaba en paz. Esa misma sensación la acompañaba años atrás, por aquellos años en donde la prensa dijo que había cambiado el mundo por la caída de no se qué edificios que eran mellizos o qué sabía ella... La verdad es que no. Ya han pasado algunos años desde ese atentado y ella asocia ese momento para no perderse en el tiempo, para no olvidar... que su última vez fue más o menos por ahí...
Caminaba y caminaba como si su obligación fuera esa, pero llegó un punto en que las luces de la ciudad se perdieron y se encontró más sola aún en medio de la nada y en medio de todo. Miró al cielo y vio que las estrellas alumbraban con una luminosidad incandescente como las noches de verano. Y aún faltaban 2 semanas para que comenzara la primavera.
Quería encontrarse con el desconocido que le vendió marihuana la semana pasada en la otra esquina, pero era imposible esas cosas solo suceden una sola vez y sólo son coincidencias. Ese día, como era habitual se sentó en la orilla de la vereda a fumar. Eran las 11:35 de la noche y por ese lugar no pasaba nadie a esa hora, pero de pronto una camioneta deportiva pasó muy próxima a ella y la dejó cubierta de barro. Los tremendos michelines no tuvieron compasión de ella y como en el lugar no había pavimento todo estaba lleno de posas y de barro. Un desconocido bajó de la camioneta a pedirle disculpas, pero Eloisa lo mandó a la mierda.
(CONTINUARÁ)
Caminaba y caminaba como si su obligación fuera esa, pero llegó un punto en que las luces de la ciudad se perdieron y se encontró más sola aún en medio de la nada y en medio de todo. Miró al cielo y vio que las estrellas alumbraban con una luminosidad incandescente como las noches de verano. Y aún faltaban 2 semanas para que comenzara la primavera.
Quería encontrarse con el desconocido que le vendió marihuana la semana pasada en la otra esquina, pero era imposible esas cosas solo suceden una sola vez y sólo son coincidencias. Ese día, como era habitual se sentó en la orilla de la vereda a fumar. Eran las 11:35 de la noche y por ese lugar no pasaba nadie a esa hora, pero de pronto una camioneta deportiva pasó muy próxima a ella y la dejó cubierta de barro. Los tremendos michelines no tuvieron compasión de ella y como en el lugar no había pavimento todo estaba lleno de posas y de barro. Un desconocido bajó de la camioneta a pedirle disculpas, pero Eloisa lo mandó a la mierda.
(CONTINUARÁ)
Friday, July 08, 2005

Ese día, el martes sentí unas ganas locas de salir corriendo y abalanzarme sobre tí. Estabas en en la esquina de Independencia y el paseo peatonal Libertad esperando micro, colectivo o qué se yo...
El maldito chofer se detuvo unos 65 cm antes de donde tú estabas parado, de lo contrario nos habríamos encontrado "casualmente." jajja, que estupidez, pero si nada es casual. ¿Por qué diantres me vino a pasar esto contigo? Ni siquiera te conozco, ni siquiera me conoces, pero yo me se de memoria tu cara, cada fibra de tu cabello, el contorno de tu nariz, el arco de tus cejas, todo, todo.
No era de las mujeres que se deslumbraban a primera vista, pero por segunda vez la boca me castiga y aquí estoy...Sabes ese día por un momento se me cruzó por la mente la loca idea de retroceder y saludarte, pero non pude, la maldita racionalidad y compostura me lo impidió y me tuve que conformar con verte partir en un colectivo de esos naranjos, que tienen número 120 ¿o no?. Pero ya será otro día...
Thursday, July 07, 2005

Cuando tenía 15 años vine un día a Playa Rosada. Me senté a mirar el mar y... me entregué completa a él. El viento soplaba de cerca mi cara y movía mis mechas para todos lados, pero eso no importaba, a esa edad no importa nada. Teníamos la osadía de hacer cualquier cosa, no importa lo que pasara.
Pero ya no tengo 15 años y a veces confieso que me da ganas de ser una estúpida chiquilla alocada que se deja llevar por los instintos, pero no puedo.
Hace un par de años, ( como 4 si quiero ser exacta) que no me sentía así. Tengo ganas de ser esa criatura salvaje que creció a pata pelada y encaramada a los árboles. Por más que trato de ser ella, de que vuelva, no la encuentro.Cuando llegó a la ciudad alguién la mldijo tanto, que quizás, yo pienso se arrepintió de llegar a esa ciudad y decidió volver al campo. Pero tampoco creo que lo haya logrado. Lo más probable es que por el camino se haya sumergido en las aguas de algún estero que se desbordó con los emporales...