Thursday, November 16, 2006

LA PARABOLA DE LOS TRES AMANTES
En un sueño que he tenido esta noche el destino y los orishas han puetso en mi camino tres hombres distintos, uno después del otro que me han dejado sin entender el significado.
RELATO PRIMERO: EL PORDIOSERO
Estaba yo en una especie de comedor de beneficencia, yo no comía, pero si mi acompañante, mi novio un pordiosero, sin casa, sin familia, sin estudios; en resumen un paria, un verdadero don nadie. El menú consistía en arroz graneado algo pegoteado y un guiso de jurel de ese que viene en tarro, pero con salsa de tomate. Mi amor se lo comía con muchas ganas, a mi no me daba asco, muy extraño con lo prejuiciosa que suelo ser a veces. Mi amor era joven, apuesto, moreno, contextura mediana, tenía las uñas limpias y olía muy bien pese que no tenía casa donde lavarse. Terminaba su comida, al parecer en el sueño yo acostumbraba acompañarlo hasta este hospicio donde compartía con otros mendigos y alcohólicos.
Cuando íbamos bajando las escaleras de este comedor que estaba en un segundo piso, me hacía una herida con un clavo de la escalera. Como iba con una falda corta, me hacía un pequeño corte. Me detuve por el piquete, el iba tras de mí, le mostré la herida, puso sus manos en mi pierna, empezó a besarmela, pasó el dolor, me siguió besando y me condujo con sigilo trás una pared en el descanso de la escalera, me besó, se quitó lo necesario y procedió a penetrarme ahí mismo, de pie alzando mi pierna izquierda para ayudarse. Sentí como entraba su miembro la primera vez perforándome las entrañas. Me dijo que esta posición para hacer el amor era la más cómoda cuando se teía una vida pordiosera como la suya. Pero de pronto se retiró bruscamente y me dijo que yo no merecía ese sexo de meretrices en esas condiciones, se iba corriendo y yo quedé sola.
un flashhh y de pronto en la siguiente situación...
RELATO SEGUNDO: MARCOS LAVADO, MI SALVADOR, QUE NO ME QUISO BESAR
Iba yo con un abrigo negro caminando entre la nieve sucia como esas películas de la segunda guerra mundial. Entre mis ropas llevaba unos 50 pollitos recián salidos de los huevos. Me habían encomendado la misión de salvarlos y conducirlos con vida hasta el otro lado de un cerco de alabres púas, en una pampa donde pastaban tres toros negros. Mis pollitos tenían hambre y frío. Iba tan inconciente que de pronto olvidé la caega que llevaba en mi ropa, me recosté en uno de mis brazos sobre la nieve sucia y empecé a gritar; había olvidado los pollios y con el peso de mi cuerpo seguro los aplasté. Estaba como loca y de la nada aparece MARCOS y me ayuda a quitarme el abrigo y a sacar los pollos que a esa hora, la mayoría ya estaban muertos. Uno a uno fueron saiendo por mis axilas, mis brazos, mis senos, todos ellos, algunos tiesos por el frío, pero algunos hermosos y tivios. Marcos me ddecía que ya no tenía caso mi misión y que deje los cadáveres y mejor nos fuéramos. Me llevó y dejé mi carga al lado de la nieve sucia que ya empezaba a derretirse para dejar ver el pasto. Me llevó hasta un lugar seguro, me abrazó como en tiempos nadie me abrazaba, me limpió, cepilló mis cabellos, quitó mis sostenes aún con residuos de plumas de pollo muerto y me acostó en una cama, el se tendió a mi lado, siguió abrazandome, acunándome, pero nuncame besó.
otros flasch y a continuación la siguiente situación
RELATO TERCERO: EL HOMBRE QUE NO RECUERDO
Finalmente aparecí en la situación más difícil; un dulce encuentro, con besos, caricias, abrazos, con todo, perfecto, en una cama tivia, el único detalle es que no recuerdo quién era este terces acompañante, el único caballero que contretó todo lo que los dos anteriores insinuaron o dejaron a medias.

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