Mi noche con Karla

Anoche fue una gran noche. Con la Karla Pamela nos vemos como una vez al año y cada encuentro es una caja de sorpresas. Salí del Diario a la nueve de la noche y quedamos de juntarnos cerca de la Plaza de Armas para charlar, ir a tomarnos unas copas y después que sea lo que sea. Resulta que nos fuimos al BouleBar un local bien “chic” acá en Osorno, donde preparan unos tragos espectaculares y a un precio módico (happy hour), por si fuera poco no entran cumas. Pedí un Gim Morrison, tal como en otras ocasiones y ella una caipirosca, después de que la convencí de no tomar cerveza.
Hablamos de todo, de la vida, de su brazo, que ahora es un anticucho, de sexo, de su viaje a Buenos Aires y de su novio Danilo que a todo esto quedó de presentármelo cualquier día un siguiente año en que los astros nuevamente confabulen a nuestro favor...
Se acabaron los tragos. “ Quiero beber cerveza”, dijo ella y nos fuimos en busca de una bar para saciar sus ganas. En nuestro peregrinar por los tugurios osorninos fuimos a dar la Bandidos, un pub donde me ha ido bastante bien bailando, pero me pareció extraño. ¿Porqué había tanto ruido un día lunes a las 12 de la noche? Entramos para acabar con las dudas, pero fue tal nuestra sorpresa al darnos cuenta de que el local estaba atestado de mechones de la Universidad San Sebastián, ¡que asco! Como en las peores películas gringas las minas estaban sentadas a un lado y los hombres al otro , al centro había una mesa con ponche y unas charolas llenas de pancitos untados con no se que pastita. De pronto llegó la hora de las bromas y el animador pidió que las parejas que se habían conformado a través de papelitos a la suerte pasen adelante a reventar el globo. Lo ponían en su partes intimas y ambos debían apretarse para que la huevada se reviente, ¡qué patético! Exclamamos a coro...
Después de eso nos fuimos, valor que desagradable son los mechones, predecibles, las mismas bromas, los mismos trucos de bienvenida, valor!