Tuesday, October 25, 2005


Vengo llegando de la isla del Marquez de Mancera. Caminamos por los lugares más increibles junto a los chiquillos del internado de la sra, Sonia. Nunca será lo mismo recrear aquellos momentos aunquenutilice todos los verbos y adjetivos posibles. Puedo decir el cerro era muy empinado, sin ser el ojos del salado. Había arbustos que picaban y pinchaban nuetsras espaldas. Lianas, follaje resbaladizo, hojas y más hojas, chilcos, murtilla, en fin, Todo eso, pero con una huella de 45 cm por la cual nosotros debímos pasar.






Otra cosa fascinante era la ruta por el borde costero. Fue necesario que me descalzara para poder pasar con mayor seguridad. Mis zapatos no tenían las suelas adecuadas para pasar por ahí, en medio de rocas con capas de luche y otras lagas marinas. Acabo de recordar algo malo. Olvidé mi colihue que traje para armar nuestro clóset. Lástima....... tengo tantas cosas en mi cabeza que no pude recordarlo.

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